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  • Foto del escritorMindfultopia

Las actitudes de Mindfulness

Actualizado: 19 may 2021


El cultivo del poder sanador de la atención plena requiere mucho más que seguir de forma mecánica una receta o un manual de instrucciones. Ningún proceso de aprendizaje se asemeja a éste. Sólo cuando la mente se encuentra abierta y receptiva puede producirse el aprendizaje, la visión y el cambio. Al practicar la atención plena tendremos que incorporar al proceso todo nuestro ser; no basta con adoptar una postura meditativa y ponernos a pensar en que algo ocurrirá, ni poner un audio o un video inspirativo y creer que éste va a “hacer algo” por nosotros.


La actitud con que emprendemos la práctica de prestar atención y de estar en el presente es crucial. Constituye de hecho, la tierra en donde cultivaremos nuestra capacidad de calmar nuestra mente y relajar nuestro cuerpo, de concentrarnos y de ver con más claridad. Si esa tierra es pobre, es decir, si nuestra energía y compromisos de practicar son bajos, será difícil generar una calma y una relajación de cierta consistencia y durabilidad. Si esa tierra está realmente contaminada, es decir, si nos forzamos para sentirnos relajados y a pedirnos que “algo ocurra”, se volverá totalmente yerma, con lo que llegaremos a la rápida conclusión de que “la meditación no funciona”.


Cultivar la conciencia meditativa requiere una forma completamente nueva de contemplar el proceso de aprendizaje. Dado que el pensamiento de saber lo que necesitamos y de adónde queremos llegar está tan enraizado en nuestra mente, podemos caer con gran facilidad en el error de intentar controlar las cosas para hacer que sean de la forma en que queremos que sean, o sea, a “nuestro gusto”.


Sin embargo, esta actitud es contraria al trabajo de la conciencia y de la sanación. La conciencia requiere solamente que prestemos atención a las cosas y que las veamos tal y como son. No requiere que cambiemos nada. La sanación necesita receptividad al tiempo que aceptación, una sintonización con la vinculación y la integridad. Nada de ello puede forzarse, del mismo modo que tampoco podemos forzarnos para dormir. Tenemos que crear las condiciones adecuadas para poder conciliar el sueño y dejarlo ahí. Lo mismo sucede con la relajación, no puede conseguirse a fuerza de voluntad. Este tipo de esfuerzo produciría solamente mayor tensión, estrés y frustración.


Cultivar de forma expresa las actitudes de no juzgar, paciencia, confianza, mente de principiante, no esforzarse, aceptación y ceder nos ayudará sobremanera y hará más profunda la práctica de las técnicas de la meditación.

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