La compasión hacia nosotros mismos o self-compassion es el aspecto nuclear afectivo de mindfulness y que nos ayuda a cultivar y desarrollar mediante prácticas generativas basadas en la ciencia de la compasión, la habilidad de construir herramientas para el autocuidado y la autobondad.
La compasión hacia uno/a mismo/a hace emerger la fortaleza interior para estar presentes con el sufrimiento y el valor para actuar con compasión y resiliencia ante él.
Esta cualidad amorosa modula nuestro discurso interior (autocrítica o tendencia del sesgo negativo) que por regla general se presenta autodestructivo y excesivamente exigente o preocupado, suavizándolo. Los estudios en este campo apuntan a que el cultivo y desarrollo de la compasión nos puede ayudar a nutrir nuestro bienestar y felicidad, y sobre todo para quienes viven y/o trabajan en contacto cotidiano con el sufrimiento.
Su práctica nos conduce a mejoras muy positivas, aumentando considerablemente nuestra autocompasión o autocuidado, satisfacción vital, felicidad, empatía, compasión hacia los otros y una disminución en nuestros niveles de estrés y sufrimiento; aquí resaltamos el exquisito cuidado y atención que tenemos que tener de no caer en la autoindulgencia o ensimismamiento, muy lejos de la propuesta de autocuidado.
En esta línea resaltamos a los investigadores y psicólogos en ésta transformadora materia como son Kristin Neff, Chritopher Germer y Paul Gilber, pioneros en el arte de la Compasión hacia uno mismo y la terapia basada en la compasión.
Este aspecto es completamente transformador en si mismo pero necesita de una mirada interior honesta y auténtica llena de valor, así como una fuerte motivación y decisión de querer abrirte para descubrirte, abrazarte y amarte incondicionalmente.
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