En este artículo deseamos acompañar y ayudar a tomar consciencia de como la incertidumbre nos afecta incluso en nuestras tomas de decisiones. Durante toda nuestra vida nos han dicho que cuando tuviéramos unos estudios académicos, si éramos trabajadores, teníamos idiomas o hacías las cosas muy bien, tendrías “seguro” un buen futuro económico y una vida sin demasiados sobresaltos. En este año 2020, el Covid_19 nos está enseñando que la certidumbre, aquello que considerábamos seguro, nuestra tranquilidad, sobretodo a esas generaciones que hemos crecido con alguna crisis económica, pero ¡nada que ver con lo que estamos viviendo hoy!; esa creencia instaurada de sociedad segura, se ve desmoronada por el Covid_19 .
A mi modo de ver la incertidumbre forma parte de la vida humana desde nuestra existencia, no hay nada cierto excepto que naces y seguro que mueres. La necesidad de controlar que todo siga igual sin aceptar los cambios que se están sufriendo provocan un mayor sufrimiento, generando una mayor actividad mental de pensamientos reactivos, que no ayudan en nada a tener una mente en calma y de este modo una mayor capacidad de toma de decisiones, basado en el pensamiento dirigido, sin estar sesgado por nuestras experiencias y miedos.
La incertidumbre se compone de una buena proporción de miedo, este completamente necesario para la supervivencia; el problema es, cuando ese miedo toma las riendas de la capacidad de decisión manteniendo a la persona congelada o en huida. Acostumbrados a movernos en el sistema emocional de incentivo y búsqueda, logrando nuestras metas ( o al menos no habiendo nada que no impida comenzar el camino para conseguirlas); segregando dopamina, hormona que nos hace sentir motivados y estimulados, el ”Covid_19” ha sido como tirar un jarro de agua fría, no sólo por que nos limita en la consecución de los proyectos, sobretodo a nivel laboral, si no por que no hay nada seguro, ni tan siquiera cuanto tiempo tendremos que vivir en esta situación de aislamiento. Podemos quedarnos enganchados en la queja, en lo que se debe de hacer, en lo que no; estando de un modo crónico en el sistema emocional de amenaza y defensa, segregando cortisol y adrenalina, hormonas que es bien sabido lo perjudiciales que son para nuestro organismo, cuando forman parte de nuestro día a día.
Antes de nada, te invito a darte cuenta como la mayoría de las veces a pesar de las circunstancias tan difíciles que tenemos y vivimos, somos nosotros los que añadimos sufrimiento a través de los pensamientos. De forma práctica, en lugar de quedarnos pensando y lamentando lo mal que están las cosas, lo difícil que es nuestra situación, podemos reorientar nuestro enfoque y energía hacia aquellas cosas sobre las que sí tenemos control. Por ejemplo, si has perdido el trabajo o tus ingresos han caído, aún tienes control para ponerte a buscar trabajo, para enviar currículums, o ver cómo adaptar tu negocio a la nueva situación. Porque no puedes controlar que el virus se expanda ni que la economía caiga en picado, pero sí puedes ponerte a buscar opciones y ver cómo sacar lo mejor de la situación que te ha tocado. Al hacer este cambio de foco, pasas de la inefectividad de la preocupación constante y la rumiación, a una mentalidad de crecimiento y resolución de problemas. En tercer lugar, aunque aceptemos y cambiemos nuestra perspectiva sobre la situación, es probable que los sentimientos de estrés y ansiedad, vuelvan e incluso nos sobrepasen.
Por eso es importante incorporar prácticas que nos ayuden a calmar y ¿ COMO GESTIONAR LA INCERTIDUMBRE O MIEDO AL CAMBIO? relajar el cuerpo y la mente, y así regular y gestionar esos niveles de estrés, que no se vayan acumulando.
A nivel práctico hay multitud de cosas que se pueden hacer, desde ejercicio físico, salir a pasear, mantenerse en contacto con familiares y amigos, especialmente con aquellas personas con las que tenemos confianza para expresar cómo nos sentimos, dedicar tiempo a hobbies y aficiones, hacer meditaciones que nos ayuden a relajarnos, como la de la respiración o escaneo del cuerpo.
Muy importante es darnos cuenta de las dificultades que hemos superado y contagiarnos de la alegría de haberlas pasado. Esperamos este atícelo os ayude a encontrar oportunidades en estos momentos de crisis, a cambiar la perspectiva y a aceptar que la incertidumbre forma parte de nuestro caminar.

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